La barca vacía.

La barca se acercaba de nuevo a la orilla. Estaba vacía. Del otro lado del lago no había nada con que llenarla, a pesar que parecía una costa muy rica.
La campesina observaba con tristeza como la embarcación se acercaba, inminente, sin nada adentro.
-Moriré de hambre - pensó. Luego miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba sola, siempre estuvo sola. Seguía en pie, observando, impacible, inmóvil y las lágrimas brotaban de sus ojos. Atrás suyo, la tierra comenzaba abrirse, estaba seca.

Arrastró la barca hasta tierra firme, era liviana y frágil, sin embargo, por muchos años había llevado y traído riquezas de un lado a otro. Cuando su tierra comenzó a secarse, espero la bondad de la otra costa, lo último que había enviado era un cesto que tenía. Lo último que le quedaba era su cama y una estufa vieja con una olla destartalada.

La campesina se sentó en el suelo y sus lágrimas comenzaron a mojar el suelo. Respiró profundo y observó como del otro lado, el campesino parecía inmune a su sufrimiento, estaba ocupado en sí mismo. Parecía concentrado en cosechar los frutos de su tierra rica, al fondo se veían los animales de la granja.

- Siempre dependí demasiado de él - pensó la campesina - le entregué todos los bienes que tenía y durante muchos años mantuvimos un intercambio.
Recordó cuando el campesino pasó un tiempo díficil y ella siguió enviándole sustento a pesar que él no tenía con que pagarle, de forma desinteresada, como había sido enseñada. El campesino nunca le agradeció y cuando se levantó de su crisis, le dio la espalda.

La campesina entonces se puso en pie y caminó a su choza, prendió fuego a la olla, calentó agua y le hechó el pescado que había conseguido esa mañana. Comió en silencio, esforzándose para no quebrantarse más. Terminó. Limpió. Se acostó.

La mañana siguiente, salió de la choza y vió algo al lado del sitio donde había llorado la noche anterior. Se acercó curiosamente y sonrió, había brotado un retoño. La campesina entendió que nunca había perdido la esperanza y a pesar de estar sola, siempre pudo salir adelante por sí misma.